Canóvanas - Borrascoso, con una
espectacular reacción en los últimos 400 metros bajo
la magistral monta de Alexis Feliciano, creó ayer
histeria en el abarrotado Hipódromo El Comandante.
Su jinete, el entrenador y el dueño, obviamente, no
fueron la excepción. Todos celebraron en grande su
primera victoria en un Clásico del Caribe, primer
triunfo boricua en la pista desde 1994.
“La mejor (sensación de mi
carrera). Era una de las cosas que más esperaba,
ganar un Clásico del Caribe. La otra era ser el
primero en llegar a las 2,000 (victorias) y gracias
a Dios lo logré. Ahora falta el Confraternidad,
vamos a ver si en otros años Dios y la Virgen me lo
permiten”, dijo Feliciano en un aparte con la prensa
local en medio de la ceremonia de premiación.
Tras un cauteloso inicio,
Borrascoso comenzó su empuje ganador faltando un
cuarto de milla de la carrera, celebrada bajo un
intenso aguacero, y tomó la punta en forma
definitiva una vez dentro de la recta final, a
medida que el público gritaba eufórico de la emoción,
aunque creó una leve confusión en la pista.
“En el momento que vi el público
me preocupé un poco... pensé que a lo mejor venía
otro (de atrás), pero no quise mirar para no salirme
de ritmo y seguí montando así hasta que llegué a la
meta y miré a ambas lados. Ahí dije: “caramba, gané...
es una emoción que no la puedo explicar, bien grande,
y ver que mis hijas y mi esposa puedan disfrutar
este triunfo aquí conmigo es grande”, subrayó el
emocionado jinete.
Su plan de carrera corrió a la
perfección, dejando que un pelotón compuesto por
Eltish Thunder (Puerto Rico), Water Music
(Venezuela), Yack Líder (México), Excelencia (República
Dominicana) y Co-Animadora (Puerto Rico) lucharan
las primeras posiciones, hasta la embestida de la
victoria.
“La estrategia fue montar mi
caballo tranquilo, nunca desesperarme y esperar el
momento de mi movida. Es un caballo que le gusta ir
reservado los primeros metros... a la partida lo
agarré un poquito para que se mantuviera relax, y al
ver que lo logré, que iba relajado en el punto de
los 1,000 metros, sabía que iba a terminar duro a la
hora de echarlo (a correr), y así fue”, puntualizó
Feliciano.
“Sólo dependía de no coger un
tropiezo en la carrera, vi por el riel que había
bastante espacio, me mantuve por ahí y gracias a
Dios no tuve ningún obstáculo. Eso fue lo que me dio
la victoria... no quise estar perdiendo terreno
saliéndome a la parte afuera. Me mantuve siempre por
dentro hasta el momento de mi movida”, agregó.
Otro factor fue su recomendación,
temprano en la semana, de quitarle las gríngolas a
Borrascoso, idea aceptada por el joven entrenador
Sammy García, quien tuvo un exitoso debut como
preparador en clásicos caribeños.
“Este es el sueño de todo
entrenador, ganar el Clásico del Caribe. Dios me dio
la mano, y de verdad fue un día de suerte... al
caballo mucha gente no le veía opción, pero en el
transcurso de la preparación lo fuimos entrenando
con mucha fe y mucha dedicación. El jinete nos
comentó que era otro caballo sin las gríngolas, y
como era una carrera que uno no pierde nada, optamos
por quitárselas. Aquí están los resultados... ahora
(Borrascoso) se merece un gran descanso”, precisó el
carolinense García, de 30 años de edad. También
disfrutaba un primer triunfo caribeño el dueño del
ejemplar, Luis Archilla Díaz, del Silent Stable.
“Este momento es lo más grande
que un hípico puertorriqueño puede tener en su
corazón, con un potro que se ha llevado con mucha
calma, mucho cariño y una gran fe... y ver esa
felicidad de un pueblo que se tira a festejar en la
pista, es más importante todavía”, concluyó Archilla
Díaz con evidente emoción.