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HIPISMO / Brillante triunfo en el Clásico Simón Bolívar
Sibarita se dio banquete
 

Controlando a sus rivales desde los tramos iniciales, el tresañero conducido por Emisael Jaramillo despejó dudas y se adjudicó la edición 59 del Clásico Simón Bolívar, celebrado en el hipódromo La Rinconada, sobre 2.400 metros.

Fue superior con Emisael Jaramillo y su entrenador Daniel Pérez quedó a una de las 2.000 victorias

JOSE RUBICCO HUERTAS
EL UNIVERSAL

Antes de la carrera, algunos todavía dudaban. Entre el público y hasta en el paddock descubierto, donde los purasangre hacen antesala para luego darlo todo en la pista, el comentario era general: se temía por las secuelas del percance que tuvo Sibarita el jueves, en uno de sus ejercicios, con un minúsculo roce en el talón de su mano izquierda.

Pero tanto el tresañero como el entrenador Daniel Pérez y su equipo de trabajo se encargaron de despejar cualquier duda, luego del triunfo en la edición 59 del Clásico Internacional Simón Bolívar, que se corrió ayer en el hipódromo La Rinconada.

Fue Sibarita, con su galope parsimónico pero constante al frente del pelotón, en la mayor parte del trayecto, el que burló a sus rivales para imponerse.

La partida resultó desafortunada para Happy Trails, el importado, que dio ventajas y al que hubo que buscarle jinete a última hora (Joan Aranguren), pues el venezolano Eibar Coa, contratado desde Estados Unidos, se quedó varado en su escala de Puerto Rico.

Pedroluis tomó el control de las acciones, con Sibarita al costado, dejando más atrás a Real Poet, Arzak y Suleimán. Pero tras el primer parcial (400 metros) Jaramillo tomó la decisión de pasar a la punta y en esa estrategia radicó el secreto de su posterior éxito.

"Vi a la pizarra y me fijé que el parcial fue de 24". Sabía que el tren de carrera era cómodo y por eso decidí buscar la punta", explicó el látigo.

Ya en plena recta de enfrente Sibarita se apoderaba del lugar de vanguardia para no soltarlo jamás.

Primero dejó en el camino a Real Poet, que siempre lo presionó, y luego, en los tramos finales contuvo la atropellada de Arzak, que fracasó en su intento de desplazarlo.

"En la recta me adosé a la baranda porque sé que por ahí es por donde corre mejor Sibarita y tuvo las reservas para ganar", agregó el fusta.

Al trasponer la meta, Jaramillo levantó el foete en señal de triunfo. Mientras, al regreso y poco antes del acto de premiación, Pérez, quien obtuvo su victoria número 1.999 de por vida en el hipismo, le dio un beso en el hocico a Sibarita, como epílogo de un clásico que queda para la historia.