Desde hace
semanas los cines venezolanos
exhiben "Alma de Héroes", un
film que recrea la vida pistera
de Seabiscuit, un caballo de
poca monta, cuyas hazañas lo
convirtieron en el ídolo de la
afición deportiva de Estados
Unidos en momentos en que esa
nación sufría los embates de una
gran depresión económica. Tanta
importancia tuvo, que la prensa
especializada lo incluyó entre
los atletas norteamericanos más
destacados del siglo XX.
Esto viene a colación, porque
nuestra hípica también tiene su
héroe: My Own Business con su
imponente triunfo en el "Confraternidad"
disputado en Puerto Rico el
pasado sábado cierra a lo grande
una de las páginas más
brillantes que un caballo nacido
en estas tierras haya podido
lograr: 34 victorias y más de un
millardo de bolívares en
ganancias, su nombre queda ya
inscrito en los anales del
hipismo mundial.
Y es que éste pura sangre, del
Stud "Fantasía Albarrán", ha
sabido capturar la atención de
esos aficionados hípicos que
celebraron sus hazañas en La
Rinconada, siguieron sus
fallidas participaciones en
óvalos norteamericanos y que
auparon a través de los medios
radioeléctricos sus compromisos
caribeños. Las veces que
defraudó a sus seguidores
realmente fueron pocas.
También, su paso por las pistas
criollas será recordado porque,
al igual que el béisbol y el
fútbol, logró hermanar a la
frágil sociedad venezolana.
Tantos fanáticos se reunían en
los espacios del óvalo caraqueño
para verlo correr, para observar
cómo superaba de punta a punta a
sus rivales de turno.
Pero al contrario de Seabiscuit,
el hijo de Voyageur no realizará
-posiblemente- su carrera de
despedida en suelo patrio. Sus
dueños lo han vendido para la
reproducción. Lastimoso; pero es
un momento que le llega a todos
los buenos caballos, porque lo
demostrado en borinquen indica
que las condiciones están
intactas para continuar
triunfando.
My Own Business (con el perdón
de otros consagrados como Don
Fabián, El Gran Sol y Catire
Bello) más que un caballo,
significa esa hermosa conexión
entre ídolo y fanaticada, por
eso, el mundo hípico venezolano
le debe un lugar privilegiado
entre los grandes del deporte,
así como los norteamericanos lo
hacen con su extraordinario
Seabiscuit.
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