Fusta y Estribo.
Hernán Viloria Daboín
EL TRESAÑERO Cafajeste le dio a
Panamá la undécima victoria en el
Clásico Internacional del Caribe y
colocó a su país por encima de
México, que tiene diez, y de
Venezuela, con ocho, tras ganar con
autoridad la edición Nº 36 disputada
el pasado domingo en el Hipódromo El
Comandante, de San Juan de Puerto
Rico, con recompensa global de 300
mil dólares. El hijo de Alphard,
entrenado por Rafael Fernández,
resultó netamente superior a los 12
rivales que le salieron al paso en
el recorrido de 1.800 metros y con
la monta del panameño Cornelio
Velásquez -sumó su segundo triunfo
en el "Derby Caribeño" e igualó al
desaparecido jinete venezolano
Douglas Valiente, al mexicano
Alberto Zepeda, al boricua Julio
García y al panameño Víctor Tejada-
alcanzó su octavo triunfo en 17
presentaciones y el tercero de forma
consecutiva, porque recordemos que
venía de imponerse en sus dos
actuaciones previas en el óvalo
Presidente Remón de Panamá, al
llevarse los Clásicos "Familia Eleta
Almarán" e "Independencia de Panamá",
este último de forma contundente
pues cruzó la raya con ventaja de 11
cuerpos sobre El Ronero y Siete
Leguas, los otros dos representantes
del istmo en el Clásico del Caribe.
Lo cierto es que el avasallante
triunfo de Cafajeste en la pista de
El Comandante ratifica a Panamá como
el país más fuerte en este tipo de
competencias, junto a México, desde
luego, que según tenemos entendidos
regresa al clásico el próximo año
luego de una ausencia de varias
ediciones.
EN CUANTO a la actuación venezolana
en la Serie Hípica del Caribe no nos
resta sino catalogarla de
decepcionante luego de haber ganado
los dos últimos Clásicos del Caribe
a los que habíamos ido, salvo My Own
Business que volvió a demostrar su
calidad, clase, motor y corazón para
llevarse de forma impresionante la
Copa "Confraternidad del Caribe" y
convertirse en el único pura sangre
del área en lograr un Clásico del
Caribe y dos Copas Confraternidad,
en esta oportunidad con la monta de
Ángel Alciro Castillo; y Gran Abuelo
que le salió al paso a informaciones
provenientes desde la isla que lo
daban casi fuera del Confraternidad,
pero lo cierto es que el pupilo de
Antonio Catanese arribó segundo para
completar el arrase criollo en el
evento dotado con 100 mil dólares en
premios. Caso contrario ocurrió en
el Clásico del Caribe, en el cual
nuestras esperanzas estaban cifradas
en Gran Esmeralda, Boby Seraf y Aura
Ros, en el que la primera punteó -como
se esperaba- largo trecho de la
carrera y en los 500 metros finales
dio paso al puertorriqueño
Despreciado que la desplazó con
mucha facilidad, para terminar
cayendo en la cuarta posición a
nueve cuerpos y medio detrás de
Cafajeste, Monoestrellado y el
propio Despreciado.
De esta manera, la potranca volvió a
mostrar problemas de agotamiento a
pesar de que los parciales fueron
muy cómodos; sin embargo, cuando su
jinete John Velásquez la llamó a
correr, ésta sencillamente no quiso
emplearse. Por otra parte, Boby
Seraf se colocó tercero en las
primeras de cambio, pero de allí no
pudo avanzar más y no fue enemigo en
ningún momento, para entrar octavo,
mientras Aura Ros arribó penúltima
con más penas que otra cosa.
NI HABLAR de las Copas Velocidad y
Dama del Caribe, en las cuales
nuestros representantes no tuvieron
una actuación acorde a lo que muchos
de nosotros aspirábamos, al menos en
el caso de la carrera de Sprinters
en la cual King Arnold figuraba como
uno de los principales favoritos,
dados los tiempos que venía de
emplear en La Rinconada.
Esto de los tiempos nos indica que
no es un parámetro válido para
aplicar comparaciones, porque si
bien aquí se marca 69" para 1.200
metros nada hacemos cuando viajamos
a Puerto Rico para caer en un 72" o
73", dado lo ligero de la cancha
capitalina, lo cual no nos favorece.
Igual los tiempos que generalmente
se marcan en 1.800 metros, porque
cuando acá nuestros caballos emplean
109" o 110" cómo se explica entonces
que caigan derrotados en un
discretísimo 113". Con estas líneas
nos despedimos hasta el próximo
martes.
hviloria@dearmas.com
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