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Jaramillo se sintió iluminado por 
Juan Vicente Tovar

FRANCISCO MORALES

 

Foto HENRY DELGADO
Tan fácil como en el hipódromo La Rinconada, My Own Business cruzó la tira en ganancia en Puerto Rico


Las contundentes e inobjetables victorias venezolanas, alcanzadas en el evento caribeño del fin de semana en el hipódromo El Nuevo Comandante de Canóvanas, Puerto Rico, a través de High Security, en el Clásico Confraternidad el sábado, y de My Own Business en la XXXIII edición del Clásico del Caribe el domingo, constituyen, sin duda de ninguna naturaleza, la conquista más relevante del año para el hipismo nacional. Tanto, que arranca -vía telefónica desde el hotel Condado Plaza de la capital borincana- emocionadas palabras del jinete triunfador, Emisael Jaramillo Sánchez: "Juan Vicente Tovar me iluminó", en clara alusión al foete utilizado en las dos importantes competencias.

"Metro a metro, con el látigo sostenido con la fuerza necesaria, el espíritu de Juan me ayudó para que Venezuela consiguiera los dos triunfos en la justa caribeña. Estoy demasiado contento por estos logros; doy gracias a los propietarios que confiaron en mí, al entrendor Antonio Bellardi, al difunto Tovar, a su viuda Yolanda por darme prestado el foete y, sobre todo, a Dios que me acompañó siempre", expresó el afortunado jockey.

High Security, ídolo para una gruesa porción de aficionados, aseguró el triunfo el pasado sábado en el Confraternidad disputado en la distancia de 1.900 metros. Corriendo de punta a punta, a ritmo constante, fue liquidando uno a uno de los rivales para, finalmente, cobrar venganza del tordillo panameño Evaristo que, dos años atrás, lo había derrotado por la vía oficial en el Clásico del Caribe disputado en el óvalo de Santa Rosa, en Trinidad. Una victoria donde obtuvo 45 mil dólares de recompensa que sirvió de preámbulo a la prueba central y de mayor jerarquía, el Clásico del Caribe.

Allí, Jaramillo Sánchez mostró capacidad total: serenidad, aplomo y mejor decisión a la hora de exigir al purasangre de los hípicos naturales, los Ayubi del Zulia.

 

My Own Business: campeón absoluto

48 horas después del Confraternidad, la Venezuela hípica esperaba con ansiedad el desarrollo y resultado de la XXXIII edición, la actuación del campeón, la carta soltada en la arena con el nombre impreso de My Own Business. Por la TV y la radio, en domingo electoral, se daba rienda suelta a los más variados comentarios, siempre esgrimiendo la altísima posibilidad de nuestro máximo representante y reservándose, como cubriéndose las espaldas, el obstáculo del incómodo puesto de salida, el N° 11 próximo a la primera curva.

 

Llegó la hora prevista, las 7:15 de la noche, todos pendientes de la largada. Fue pésima. Penúltimo, lejos quedó el potro de Hugo Albarrán Acosta y Rocco Sebastiani. En ese momento se quebraron un poco las esperanzas. Pero regresaron cuando el campeón absoluto comenzó a descontar, al pasar al segundo grupo, al ubicarse tercero y, más tarde, cuando Jaramillo asumió el control.

Los gritos, en toda Venezuela, se confundieron "Vamos, My Own Business", "Vamos, Jaramillo". Y se escucharon, pues la bestia y el humano se vinieron hasta la raya en franca ganancia para otorgarle al país su séptimo lauro en forma oficial. Mientras, el premio de 145.900 dólares se vino hacia este lado del Caribe.

Mención especial merece Antonio Bellardi, el solvente entrenador que sorteó toda clase de trabas previas a la carrera en el apoteósico triunfo. Bellardi presentó a My Own Business en óptimo estado, el suficiente como para tocar la gloria por primera vez en un Clásico del Caribe.

  Martes 5 de diciembre de 2000

VENEZUELA

DIARIO : El Nacional
  AUTOR: FRANCISCO MORALES